En los años de bonanza económica, muchos empresario de muy diferentes sectores (construccion, talleres, hostelería, servicios, etc) pasaron de ser mano de obra directa, es decir de estar a pie de obra, andamio o de barra a gestionar el negocio convirtiéndose en mano de obra indirecta y formando parte de los gastos generales de la empresa. Además en estas épocas y dado el crecimiento de las empresas muchos empresarios contratan personal administrativo para ayudar a gestionar el negocio, e internalizar ciertos procesos tales como contabilidad, facturación, gestión de nominas y personal, etc. Todo este personal pasa a formar parte de lo que consideramos la mano de obra indirecta, es decir aquella que no esta directamente implicada en el proceso productivo propio de la empresa.

El problema viene cuando baja la actividad de la empresa y el empresario se da cuenta de que tiene unos costes fijos muy altos que no le permiten ser competitivos en un escenario actual de bajada generalizada de precios. En este caso, la opción mas adecuada es reducir la estructura y por ende la mano de obra indirecta, recurriendo a la externalización de servicios (contabilidad, administración, transporte, oficinas, etc) para transformar ciertos coste fijos en variables y buscar un aumento de la productividad de la empresa. En ciertos casos es necesario que el titular del negocio o empresario vuelva a realizar ciertas labores en la empresa que en su momento dejo de hacer por encomendarselo a otras personas.